El título de esta exposición hace referencia al observador activo que en su contemplación reconstruye el paisaje y se deleita en una visión espiritual como forma de recrear el mundo.
Pero también habla de la observadora inmóvil que ha quedado detenido, atrapado y congelado por un impacto que no puede controlar y, ahí quieto, en esa inmovilidad es consciente de cómo puede cambiar todo.